Nunca te había visto sufrir tanto mi amigo querido
que me gustaría meter mi mano al dolor
para poderlo arrancar de tus entrañas
para poder darte un poco de paz
y darte cesa alegría que sabíamos tener.
No te preocupes mi amigo querido
que estaré junto a ti
no me importa que el tiempo pase junto a mi
y que el silencio trate de entristecerme mas
como si me dijera que te dejé a la deriva
y en la oscuridad para que no puedas salir de ese laberinto.
Toma mi mano mi hermano del alma
así como Jesús me curo y me lleno de su amor
y que me perdono hasta el más vil pecado.
Ahora que caminas entre espinas afiladas
y que tu alma esta triste y herida
y que tu corazón solo llora sangre.
Se que ya no te quedan lagrimas
porque todas las as derramado por este dolor
que es como visitar el propio infierno
donde el orín y el azufre te ahogan de desilusión
que te gustaría mejor morir
que estar sufriendo este despiadado castigo.
Por eso, estoy aquí mí querido amigo
para que puedas sentir un poco de fortaleza.
Autor: Mauricio "Maury" Olivares
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