viernes, 24 de junio de 2011

Poema a Cristo El Señor

Cada vez que hablaba
su voz era como una bella y cristalina estrella
y su corazón, como el diamante más grande
y su alma pura y celestial.

Caminar con él, era la más hermosa bendición
sanando ciegos y levantando muertos
para que todos se regocijaran de sus milagros.

Oírlo, era como si las palabras
eran de oro y que se quedaban en los corazones
que llenaban de paz y tranquilidad los aires.


Sus oraciones, eran como palomas blancas
que llegaban al padre
y con voz de trompeta su padre le contestaba
que él era la luz del mundo
y el Salvador de todos los que creían en él.

Morir por él, es una bendición en los cielos.

Hace dos mil años que paso
dejando en los corazones paz y miel.

Y cuando murió murió para bien
paro el sigue estando vivo
y sus hijos viven por él.

Autor: Mauricio Olivares

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