que te pertenece mi hermosa patria,
que me viste nacer entre humildes sabanas,
y en los brazos de mi madre,
que lloraba de alegría y con una sonrisa tímida,
le dio gracias al cielo,
vestido de azul marino, como en una fiesta de gala,
donde pasan las nubes blancas coquetas
dejando sus siluetas angelicales entre los ríos,
corren, como la sangre misma que llevamos entre las venas.
Y que siempre vamos adelante
como los campesinos que trabajan la tierra
regándola con su sudor que caen como gotas frescas
de sus cuerpos cansados, pero alegres
como los vientos que son como el aliento de dios,
sobre los paisajes coloridos como si fueran arco iris
que aparecen detrás de las montañas tapizadas de verde,
donde aparece el mismo rey sol, que con sus rayos dorados
le van dando vida al día, y su calor a las flores,
que son tan hermosas, como las mujeres que caminan con su gracia
entre los parques y avenidas, que van dejando sus perfumes naturales
que salen de sus poros que alegran el corazón de los hombres,
como si fuera un hermoso sueño,
de donde nacen los suspiros inmaculados,
y traspasan las nubes como queriendo tocar el cielo,
espejo de la mar azul, donde las olas danzan, llenando el firmamento de alegría,
donde la luz del día se pierde y nace la noche con sus estrellas,
como si fueran rosas blancas,
que hacen que el Salvador del mundo esté siempre iluminado.
Mauricio " Maury " Olivares.
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