Ese genio descontrolado
De audacia y timidez,
Se desprende de tu ser
Sin temor ni madures;
Justificable no lo sé.
Pasan segundos confusos
De miradas desoladas,
De tristeza decepcionada,
De rabia incomprensible;
Justificable no lo sé.
La tormenta ya cesa
Entre nudos de abrazos,
Y nuestro amor florece
Entre la ternura de nuestros temerosos labios.
Enviado por: Anónimo
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