vino enojado y rabioso
mostrando su mayor fuerza
y llevándose a todo el que estuviera enfrente
como si fuera su peor enemigo.
Despide rayos y centellas
como queriendo agarrar a alguien
para desquitar su furia.
Se veía con una luz blanca inmaculada
tranquilo y con una brisa suave
pero una fuerza despiadada
rugía como una bestia incontrolable
que trae olor a muerte.
Su fuerza es tan grande
y sus rayos son tan fuertes
como si las puertas del cielo se abrieran
derramando un diluvio entre los mares agitados
que se golpean en las rocas desnudas.
La fuerza de los vientos es desmedida
que los arboles en tierra son arrancados
como si fueran cabellos blancos
retando a los ríos y los océanos
para que pudieran pelearse con las olas.
Es como el diablo en persona
que destruye hasta lo más sagrado
con sus vientos que son furia de fuego
y los relámpagos como flechas encendidas
que asustan a las montañas tapizadas de verde
y los lirios de los valles
pensando que el fin del mundo había llegado.
Autor: Mauricio "Maury" Olivares
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