Desde el día que venimos al mundo
sabemos que nuestra vida está en las manos de Dios.
La vida es tan corta
como una hoja seca de un árbol
que no sabemos cuando caerá entre la maleza
por eso, vivamos la vida como si fuera el ultimo día de nuestras vidas.
Cada mañana, levantemos nuestros ojos al cielo
para poder dar gracias a Dios
y con una mente positiva
regalemos una sonrisa al que lo necesita
que será una bendición en nuestras vidas
porque a ellos se les a olvidado sonreír.
El mal humor, es el veneno del alma
y la alegría, es el bálsamo de nuestras vidas
que nos hace sentirnos felices por cada día
y por cada segunda oportunidad que tengamos.
Un saludo no se le niega a nadie
pero enriquece el alma del quien lo recibe.
El tiempo no espera a nadie
y nadie espera el ultimo día de vida
por eso, perdonemos al quien nos ha ofendido
porque podremos caminar con libertad
y con una sonrisa en los labios
y seremos felices cada segunda oportunidad de nuestras vidas.
Autor: Mauricio "Maury" Olivares
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